El efecto pigmalion: Las terceras oportunidades son el camino del buen mentor
El trabajo de un profesor es comprometido, ya que estamos influyendo de manera directa en la mente de jóvenes que tienen que enfrentarse a complejas decisiones en su vida en una época turbulenta de miles de cambios. Como buenos profesionales, no hemos de olvidar una cosa muy importante, nuestra necesidad de ser personales a la hora de acompañar al alumno en su etapa de formación de manera integral, y no guardar rencor. Uno de los problemas que muchos hemos sufrido y tantos jóvenes sufren actualmente es el de un profesor que nos coge manía y nos hace la vida imposible. Es evidente que hay ciertos alumnos complicados, y pueden llegar a ser crueles y hacer daño a los propios profesores, pero uno de los pilares de la personalidad de un buen profesor ha de ser la de la profunda comprensión, y una gran capacidad de gestion emocional que nos permita no acumular tanta frustración como para tener un sesgo marcado con un alumno en particular. Creo, sinceramente, que el arte de ser bue...