La desconexión entre los contenidos curriculares y la realidad externa

 Cuando nos planteamos una didáctica filosófica tenemos que tener en cuenta no solo los contenidos curriculares, sino tambien el proceso mismo de aprendizaje. Y es este pensamiento dicotómico entre enseñanza (refiriendonos con esto a la institución educativa) y el aprendizaje real de los alumnos, el que da lugar a un conflicto permanente entre el aula y el sistema educativo.

Los seres humanos somos completamente diferentes unos de otros, tanto en nuestras características individuales como en nuestras aspiraciones y propósitos vitales. Es por ello que el sistema educativo debe tratar de desarrollar a los alumnos en toda su multiplicidad de potencialidades, y no solo en los mínimos necesarios para comprender el mundo. La progresiva tecnificación de los trabajos y la intrusión de las empresas en los contenidos de las universidades provocan cambios estructurales en el sistema educativo que desplazan sistemáticamente todo lo no relacionado con la cadena productiva (el ámbito tecnológico), dejando esferas absolutamente importantes para el crecimiento personal y humano desplazados a los huecos libres de la educación (educación física, musica, filosofía, literatura...). 

Esta falta de desarrollo diverso en los alumnos acaba redundando en abandonos escolares y frustraciones, o en casos de mal comportamiento, y en algunos casos con muchos jóvenes diagnosticados con TDH. Pero es de esperar que es imposible mantener a niños ocupados haciendo trabajos repetitivos, ejercicios monótonos y siguiendo monólogos interminables sin que estos comiencen a inquietarse y se descuelgen de las clases. Los modelos didácticos tradicionales se basan en el aprendizaje memorístico, el cual está más que comprobado que no logra retener los conociminetos en los alumnos más allá de unos días o semanas.  En lugar de eso el modelo educativo debería implementar metodos creativos que involucren a los alumnos para lograr una comunicación bidireccional abierta a la investigación por la que los alumnos puedan encontrar aquello que les gustaría saber en cada asignatura. Los modelos de contenidos curriculares cerrados y estancos tienen la ventaja de dar a todo un terriotiro una enseñanzauniforme, pero el problema que se nos presenta aquí, es que esa enseñanza acaba asesinando el verdadero aprendizaje indiviudal. 

No deja de ser reseñable la desconexión que existe entre la realidad del mundo y la escuela. En nuestra vida cotidiana el uso del ordenador y el movil ocupa un papel central en la mayoría del tiempo, mientras que en la escuela se prohibe su uso. Frente a las políticas prohibicionistas, ¿no tendría más sentido el abogar por un uso adecuado de las mismas? el modelo memorístico ha quedado atrasado y anticuado debido a la revolución tecnológica de internet. No tiene demasiado sentido invertir horas y horas de clase en forzar a los alumnos a memorizar datos que estan a un simple click cuando salgan del aula, por lo que parece sensato plantearse una educación que no vea las TIC como el camino fácil que sustituye el esfuerzo, sino como una herramienta mediante la que potenciar el esfuerzo mismo. Un aprendizaje y una enseñanza basada en la resolución de problemas de múltiples respuestas y no un diseño curricular memorístico, en la que el uso de las TIC sea un medio necesario para ampliar la investigación en el aula es necesario actualmente para paliar los efectos debastadores que tiene la ampliación de los contenidos curriculares a la que sometemos a los alumnos. 

Los contenidos técnicos desplazan los valores éticos y las capacidades de gestión emocional del aula, dejando desamaprada una parte fundamental de la formación humana. Los contenidos humanísticos son un pilar clave en el desarrollo de todas las personas, y en vez de retomarlos, cada vez se los desplaza más, en una suerte de huida hacia delante. La responsabilidad frente a estos problemas es de todos, y como podeis observar en el video que dejo a continuación, es la triste realidad de muchos institutos en todo nuestro pais.

Como decía Eduardo Galeano "mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas pueden llegar a cambiar el mundo".